Guardiana del Agua

Mojarra entera de 600g, entregada con respeto al fuego sagrado: crujiente por fuera, jugosa por dentro, con la piel dorada por el sol y los ojos abiertos como señal de entrega consciente. Acompañada de dos guarniciones a elección: Patacones dorados, círculos de plátano verde que han sido golpeados como dicta la sabiduría antigua —no para quebrarlos, sino para abrir su alma— y luego dorados en aceite como ofrenda a los ancestros del maíz y la selva. Crujientes, terrosos, firmes. Tierra que se deja transformar sin perder su raíz. Arroz con coco, cocinado con coco fresco rallado y panela artesanal, como se hace en los cantos del Caribe profundo. Un arroz que abraza, endulza y equilibra: la dulzura no como exceso, sino como memoria de un hogar que aún canta en la boca. Ensalada fresca de la casa, con lechugas vivas, tomate maduro y cebolla blanca: el respiro de la Pachamama en estado crudo. Este plato es una invocación: a las aguas que traen vida, a los peces como guías del fluir, al fuego que transforma, a la tierra que sostiene y a la memoria de los pueblos que siguen vivos en cada preparación. En Thani, no cocinamos: ofrendamos. Y esta guardiana no es solo alimento —es mensaje. Comerla es entrar en comunión con los ciclos sagrados del agua, de la raíz y del alma.